El mundo de Giorgio de Chirico

Probablemente, si piensa en Roma no pensará inmediatamente en Surrealismo y pinturas metafísicas. A pesar de eso, uno de los grandes maestros de estos estilos habitó durante una larga temporada en la capital italiana. Giorgio de Chirico pasó 30 años en la Piazza di Spagna, y su antiguo apartamento se ha convertido actualmente en un museo.

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El estudio de De Chirico

El estudio de De Chirico

Vacío misterioso

A comienzos del siglo XX, la obra del filósofo Friedrich Nietzsche sirvió de inspiración para de Chirico. Intentó convertir el sentimiento y el misticismo de los textos en pinturas. En 1910 se mudó de Múnich a Florencia, donde creó su primera obra metafísica “El enigma de una tarde de otoño”. Fue la primera obra de una serie de plazas italianas, a las que debería en gran parte su éxito posterior. Estas pinturas se caracterizan por el misterioso vacío y desolación que irradian las plazas. Da la sensación de que uno se adentra en un mundo onírico. Por ello, de Chirico fue una gran influencia para los surrealistas posteriores, y estuvo a la cabeza de este movimiento. Aunque en un primer momento los surrealistas secundaban su estilo, rápidamente le dieron la espalda cuando demostró estar más interesado, a comienzos de la década de los 20, en los periodos renacentistas y barrocos.

La Casa-Museo de Giorgio de Chirico

La Casa-Museo de Giorgio de Chirico

Tubos de pintura

La visita a la Casa Museo di Giorgio de Chirico le ofrece una perspectiva única de la vida de este artista. El mobiliario de la década de los 50 y la arquitectura del siglo XVII añaden valor a esta fascinante visita. De Chirico utilizaba el primer piso principalmente para recibir a las visitas y para el ocio. Las mesas de mármol, cortinas de damasco y marcos dorados crean un ambiente clásico a la par que lujoso. En la vivienda encontrará principalmente obras del periodo 1940-1950, incluyendo autorretratos y un retrato de Isabella, la esposa de de Chirico. El segundo piso es más íntimo: aquí se encuentran las estancias privadas del pintor, los dormitorios y –mucho más impresionante– su estudio, que ha sufrido una intensa restauración para volver a su estado original. Aquí encontrará los tubos de pintura y la paleta original de de Chirico, lo que le dará la sensación de que el artista puede entrar en cualquier momento y retomar el cuadro en el que trabajaba. En el tercer piso se encuentra un gran balcón donde de Chirico hacía descansos entre obra y obra. Si lo ve, entenderá por qué: ¡las vistas de Roma son inigualables!

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